viernes, 10 de julio de 2009

Las barbas del vecino
Editorial del 10 de julio de 2009
Para algunos amigos que nos "llamaron la atención" respecto al tratamiento que a veces se hace en esta página de la actividad política, reiteramos, esta vez públicamente, que no es lo mismo denostar la mala política que a los malos políticos. Justamente ese tratamiento oblicuo de la cuestión es el que suelen utilizar para defenderse los corruptos. Acusan a sus acusadores de "totalitarios" para tapar sus miserias, haciendo creer a los incautos que si se terminan ellos se termina la República. Y eso es una falacia, como la historia siempre se ha ocupado de demostrar.
No podemos negar que estamos viviendo en medio de corruptos (y sus respectivos cómplices), de inútiles, de obsecuentes, de especuladores, de traidores y de cobardes, y que, usualmente se vota al "menos peor". Y que cuando se descubre algo de alguien, como en el caso que nos ocupará hoy, uno supone que hubo una falla en el "trato", y que, de todas maneras, alguna cosa deberá tener en su momento para decirle al juez de la causa, del tipo: "si no me salva de ésta... me llevo puesto a fulano, zutano, mengano y... perengano...me explico?
Obviamente estamos hablando del caso del Intendente de Santiago del Estero, el radical K Julio Alegre (J. A. son sus iniciales), que fuera detenido días pasados por gravísimas denuncias en su contra.
Entre "otras cosas", (caramba, seguimos con las coincidencias) a través de algunas sociedades que están siendo investigadas, realizaba cobros por construcciones viales inexistentes (¿no habrá por ahí algún "señalamiento vertical"?).
Este funcionario, que dice que gana por mes siete mil pesos, tendría que ser Ministro de Economía de la Nación (ahora que estamos en tiempos de cambios) por lo mago que es para con esa "pequeña entrada" hacer la fortuna que hizo.
La crónica periodística cuenta que Alegre (un ex remisero, y no es que, obviamente, tengamos algo en contra de los remiseros. Ni de los panaderos, por decir.) presentó su renuncia el sábado pasado, en horas de la tarde, tras una serie de allanamientos a cinco de sus propiedades, entre ellas un lujoso chalet en una zona residencial, incluido un zoológico privado con animales exóticos.
En el lugar, cuyas tareas domésticas y de seguridad estaban a cargo de beneficiarios de planes sociales, la policía secuestró automóviles, camionetas y cuatriciclos cero kilómetro, entre otros "bienes". Entre los resúmenes de cuentas de tarjetas de créditos, todos a nombre del intendente, se detectaron gastos que superaban los 40 mil pesos mensuales, con pagos de alquileres de limusinas en Nueva York, Miami y Punta del Este, gastos de cenas por 2.000 dólares y alojamientos por 1.200 dólares por noche en esos lugares, además de compras de trajes en el local de Armani.
No creemos, eso sí, que sea el único caso en la Argentina. Seguramente ahora se investigará lo de Ricardo Jaime, a quién los Kirchner le soltaron la mano. Al ex Secretario de Transporte le gusta lucir anillos y cadenitas de oro, así como también vestir trajes y corbatas elegantes. Hay quienes dicen que también "luce" privados aviones, pero eso no está tan a la vista.
Jaime acumula varias causas judiciales en su contra, y hasta ahora lo mantenía impune la extrema confianza construida durante los años de poder. Se sugiere que el juez Oyarbide lo citaría en alguna de esas causas, sin dejar de hacer pensar, a los imaginativos de siempre, que otro hubiese sido el cantar si ganaba el kirchnerismo.
Alguna vez mencionamos acá, respecto a cosas más cercanas, la magnitud de algunos presupuestos de la obra pública entrerriana, la mala calidad de la misma (generalizando, decimos) y el desmedido enriquecimiento de algunos. Todo esto en una aparente relación de causa - efecto y en un palpable y necesario carácter transitivo. No hay que ser muy imaginativo para ponerle otros nombres y apellidos a la "gesta" del "amigo" Julio Alegre, que, de paso, esperamos que tenga un "julio triste" (y muchos meses más), si se nos permite el juego de palabras.
¿Ahora va entendiendo, amigo lector, la sugerencia del título?
Los militares están presos y bien presos por corruptos, ladrones y asesinos, pero la verdadera república no existirá mientras los malos políticos no les hagan compañía por iguales motivos: su irresponsabilidad, ineficacia y despotismo, que han causado en la Argentina (y los siguen causando, días tras día) muchas muertes por hambre, enfermedades y promoción de la delincuencia, teniendo a la ignorancia (que ellos fomentan) como su mayor aliado.
Santiago del Espero tenía un intendente "demasiado Alegre", que solo pudo acarrear más miseria y dolor a un pueblo como el santiagueño, que ya viene sufriendo desde hace tantos años postergación, maltrato, discriminación de parte de gobernantes sean del color que sean.
Pero sin embargo uno todavía se ilusiona con que el mismo pueblo (y otros, cuando cunda el ejemplo) se va a ocupar algún día (¿ya lo hizo hace poco, dice usted?) de seleccionar mejor mediante el voto y no votar necesariamente al menos malo, o al que ofrece solucionarle el problema de hoy, aunque le hipoteque el futuro.
Porque en medio de esos cambios de los que hablábamos tangencialmente más arriba, y que otra vez son de aquellos de "cambiar todo para que nada cambie", vuelve al escenario Aníbal Fernández, que tiene un débito de un muerto por día por consumo de "paco", 10 niños al día internados en hospitales de todo el país por consumo excesivo de sustancias, muerte de adolescentes como consecuencia de la oferta irrestricta de todo tipo de sustancias ilegales, jóvenes internados con severos trastornos cardíacos, producto del consumo de drogas de síntesis. Todo esto mientras él era Ministro de Seguridad de la Nación. Ahora será jefe de Gabinete. ¡Qué se puede esperar!
Mientras en que el "remojo de barbas" sea contundente y ejemplar, vamos a terminar la página de hoy con una anécdota interesante.
Cuando cursábamos Historia Social Argentina en la facultad, nos contaron un suceso que todavía recordamos, seguramente por lo inusual que nos resultaría hoy un hecho similar.
Bajo la presidencia de Victorino de la Plaza, el primer mandatario del Brasil viajó a la Argentina en una visita de confraternidad. Entre los agasajos se programó el banquete oficial. Como éste no podía realizarse en la Casa Rosada, por hallarse la misma en reparaciones, se resolvió que se celebrara en la casa particular del Presidente de la Nación.
Al día siguiente del banquete, Victorino de la Plaza llamó a su ama de llaves y comenzó a extender los cheques de su cuenta personal, para pagar a los proveedores. Al concluir le observó:
-Señora, falta la cuenta de los vinos.
Ésta le explicó:
-Sr. Presidente, como era una comida oficial, se trajeron los vinos de la bodega de la Casa de Gobierno.
Plaza le contestó:
-Señora, en mi casa el gobierno no paga los vinos. Vaya al almacén y reponga a la bodega las botellas que se consumieron.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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