Milagros inesperados -
Editorial del 14 de noviembre de 2014
Elegí el
título de hoy tomándolo de un libro de Stephen King que en la traducción al
español lleva ese nombre, aunque el original en inglés es “The Green Mile”, o
“La Milla Verde”, en alusión al pasillo que lleva a los condenados a muerte en
los Estados de los EEUU que todavía la conservan, desde sus celdas hasta el
patíbulo (la silla eléctrica o la sala en la que se le aplica la inyección
letal).
En realidad
la intencionalidad del título tiene mucho que
ver con el propósito de nuestro gobernador de ser candidato a Presidente
de la Nación por el Frente para la Victoria en las próximas elecciones de 2015,
y por eso usé el título en castellano, aunque después me di cuenta de que, como
segunda intención y como metáfora, no estaba mal eso de “el pasillo de la
muerte”.
Pensar que
Urribarri puede ser Presidente de la Nación es tan creíble como que yo pueda
integrar la Suprema Corte de Justicia. Primero tendría que ganarle las PASO a
Scioli (y a Randazzo y a Rossi), y después, si eso ocurriera, debe ser
consciente de que se le va a hacer más fácil a la oposición ganarle a él. Yo
creo que el indeciso votará a cualquiera menos a un ignoto gobernador. Y no
particularmente porque sea un mal candidato (aunque para mí lo sea), sino
simplemente porque nadie lo conoce fuera de Entre Ríos (y muchos ni siquiera
dentro de la provincia).
Pero antes
de entrar en tema, quiero dejar en claro que, políticamente, pienso que la
jugada de Cristina es hacerle creer a todos los que nombré (Urribarri, Randazzo
y Rossi) que pueden llegar a ser Presidente, cuando en realidad lo que está
haciendo es una nueva especie de “ley de lemas”, por medio de la que pretenderá
sumar todos los votos (mis hijos se van a reír, acá), y luego dárselos a
Scioli.
Vuelvo,
entonces, a dedicarme a dar mi opinión acerca de la utópica visión de nuestro
Sr. Gobernador respecto a que puede llegar a ser Primer Mandatario de un país
como la Argentina, solo con voluntarismo y “milagros”.
Digo yo: ¿no
sé da cuenta de que tendría, por ejemplo, que solucionar el problema de las
inundaciones que se producen en muchos lugares del país cuando caen tres gotas,
siendo que él ni siquiera pudo cumplir con el compromiso de pavimentar catorce
cuadras para llegar hasta una escuela? Tendría que haber ido a dar clase el
miércoles por la mañana, luego de la lluvia, para saber de qué y por qué hablo.
Por estos
días se trata en la Cámara de Diputados un proyecto de ley “de emergencia” que
obligue a los anestesistas, por un período de cinco años, a prestar servicios
en los hospitales públicos a los que se los mande. Esto teniendo en cuenta la
carencia de profesionales de esa especialidad en Entre Ríos. Sin dejar de lado
que los que hemos recibido toda nuestra educación desde el Estado (primaria,
secundaria y universitaria) tenemos, en principio, la obligación moral de
devolver lo que nos dieron gratuitamente, no se pueden olvidar los señores
legisladores, y tampoco nuestro Sr. Gobernador, que se trata de profesiones
liberales, en las que resulta muy difícil “obligar” a alguien a hacer lo que no
quiere. En todo caso, si tuviésemos una dirigencia inteligente, deberían
preguntarse si la causa de la carencia de anestesistas en la provincia, más
allá de que nosotros no tenemos Facultad de Medicina, no está (¡sí está!)
fundada en el simple hecho de que, por la misma tarea y para el mismo fin, que
es obtener la especialidad, un residente cobra en Santa Fe (cruzando el túnel)
el doble de lo que cobra uno en Paraná. Y lo mismo pasa después con los cargos
de Salud. Entonces ¿qué incentivación puede tener una persona que estudió
durante por lo menos diez años para obtener su título y su especialidad? Pongan
en valor los sueldos de los empleados públicos y muchos de los problemas
desaparecerán. Y vuelvo, entonces, al tema principal: ¿qué milagro pretende
generar Urribarri para ser presidente, si, entre otras cosas no puede
asegurarle a los hospitales de la mayor parte de las ciudades entrerrianas un
digno servicio de anestesia, y a los anestesistas una digna contraprestación
por sus servicios?
Y hablo de
esa especialidad médica en particular, primero porque como dije hay un proyecto
de ley que, al estilo del modelo soviético pretende obligarlos a trabajar dónde
al gobierno se le ocurra, y segundo, obviamente, porque lo conozco de primera
mano por una cuestión familiar. Pero lo mismo puede pasarle a otros, al estilo
del poema que tantas veces he utilizado acá, y que se le adjudica a Bertold
Brecht, pero en realidad le pertenece a Friedrich Gustav Emil Martin Niemöller,
Pastor luterano alemán y antinazi. La traducción textual es:
“Cuando los
nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé
silencio,
porque yo no
era comunista,
Cuando
encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé
silencio,
porque yo no
era socialdemócrata,
Cuando
vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no
era sindicalista,
Cuando
vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no
era judío,
Cuando
vinieron a buscarme,
no había
nadie más que pudiera protestar”.
¿Qué clase
de República va a gobernar entonces Urribarri si no puede sostener en su
provincia un sistema de Salud Pública que sea eficiente y que les pague a sus
agentes lo que les corresponde? Porque, no nos engañemos, los hospitales que
funcionan bien lo hacen porque tienen una Asociación Cooperadora que viene en
subsidio de la responsabilidad del Estado de brindarla. Y pretender cubrir los
vacíos con medidas que más se parecen a las imposiciones de un totalitarismo
que de una democracia, es vergonzoso. Más cuando para alcanzar los índices que
se señalan en el proyecto se incluyen “hospitales” como el de Avigdor o
Gilbert, que no tienen ni siquiera una camilla de quirófano en condiciones. Un
anestesista allí es más inútil que “cenicero de moto”, de modo que acabemos ya
con la mentira y ponderemos con algún criterio creíble.
Y para hacer
honor a la poesía que pusimos más arriba, en una reciente encuesta realizada
entre un muestreo de abogados entrerrianos, la falta de unificación de
criterios jurídicos, la morosidad judicial y la burocracia fueron mencionados
como los principales inconvenientes que impiden un “mejor desempeño” de la
Justicia en Entre Ríos. ¡Y sólo para el 4% de quienes respondieron la encuesta,
la relación del Poder Judicial con los demás poderes del Estado es de absoluta
independencia! A nosotros no nos queda ninguna duda de esa falta de
independencia, ya que lo estamos sufriendo en carne propia en la demora con la
que se están tratando, como ya dijimos en otro editorial, dos casos que nos
involucran, y que, por lo menos, rozan al poder.
No nos
engañemos. No es mucho lo que puede hacer Urribarri como Presidente de la
Nación, salvo que lo que se busque es un “prestanombres”. Si hasta el juego de
los cuatro candidatos es perverso entre ellos mismos. Se faltan el respeto y
permiten que los otros, como pasó esta semana con Capitanich, vayan rotando en
sus preferencias como para que nadie se lleve por ahora los laureles.
El único
consuelo que nos queda es que ni en General Campos ni en Arroyo Barú hay
glaciares como atracción turística, y que construir hoteles con spa sería allí
tan inútil como aquél anestesista que se menciona para Gilbert. Por lo demás,
en la contradicción centro-periferia, la cosa no cambiará mucho, porque así
como ahora piensa que la provincia termina en la Avenida de Circunvalación de
Paraná, después se va a convencer de que la Argentina termina en la General
Paz.
Menos mal
que hay quienes, mientras tanto, se ocupan de llevar a Entre Ríos “prendidito
al corazón”. Aunque nadie lo cuente más que ellos.
Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso
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