viernes, 9 de mayo de 2014

Un cuento de Jaimito

Un cuento de Jaimito - Editorial del 9 de mayo de 2014 El pasado miércoles se realizó un acto en el ferrocarril San Martín en el que se presentaron como nuevos los trenes que ya hace un año que están circulando. Hay que felicitar al que eligió la fecha para hacerlo, ya que no hacía ni mucho calor ni mucho frío, así nadie logró descubrir que no tienen aire acondicionado ni calefacción. Además, como los trenes eléctricos eran muy caros, tuvimos que comprar diésel, lo cual tampoco es, que digamos, tecnología de punta. De todas maneras la Presidente de la Nación, que sabemos es de discurso fácil, no desperdició la oportunidad de hacer una encendida apología de la industria nacional. Lástima que lo hizo frente a vagones importados de China, y ella, como dice Les Luthiers, “no lo vio”. También nos parece que no fue muy acertado que destacara la política ferroviaria del Gobierno en el exacto momento en que se está llevando adelante el juicio oral por la tragedia de Once. Y encima, en una ilógica mixtura, hablarnos de Scalabrini Ortiz, verdadero defensor de los trenes del Estado. Días pasados, en la Feria del Libro, el escritor español Arturo Pérez Reverte, que ambienta sus novelas en hechos reales, decía, “uso la historia como mecanismo para, primero, darle dignidad al presente y, segundo, para entender el presente”. Y apelaba a uno de los filósofos de la Revolución Francesa para argumentar que sin historia no se puede hacer política, agregando que el problema de los políticos de ahora es que son analfabetos. Allá y acá y donde sea. No han leído historia, no conocen los mecanismos aplicables a resolver los problemas. Ganan los malos, como siempre. Gana la barbarie, la incultura, la estupidez, el miedo, la cobardía política y ética. Y esto viene perfectamente a cuento a raíz de que en ese juicio que mencionábamos más arriba, la novedad es la ausencia del ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime, imputado en la causa, quien argumentó que le resulta demasiado costoso viajar todas las semanas desde Córdoba para estar presente en las audiencias ¡y fue autorizado por el Tribunal para quedarse en su casa! Lo de Jaime y sus abogados supera la capacidad de asombro. Puede entenderse que no quiera estar presente en el juicio. Podría argumentar cualquier excusa, desde que se aburre hasta que el viaje le produce constipación. Pero tan solo rozar la causal de lo oneroso del viaje es vergonzoso. Es una burla a todas las víctimas, familiares, y gente decente en general. Justo él que está siendo investigado por enriquecimiento ilícito de millones de dólares. ¡Solo por esto debería ser condenado! Este caradura está procesado por su responsabilidad en la tragedia de Once en su condición de funcionario público y en consecuencia debería obligársele a asistir a todas las sesiones del juicio oral al que está siendo sometido. La laxitud de los jueces, en esta ocasión, es una falta de respeto a los que murieron y a sus deudos. De más está decir que si el acusado fuera cualquiera de nosotros, la Justicia nos haría comparecer con el auxilio de la fuerza pública. En otras palabras, nos manda un patrullero y nos trae agarrados de las pestañas. Pero como se trata de un oficialista, que seguramente tiene “secretos” muy bien guardados, le dan permiso para no estar presente, “para evitar costos innecesarios". La verdad es que es un muy buen chiste decir que Jaime no puede pagarse el pasaje para venir a Buenos Aires todas las semanas. En todo caso la Justicia debería investigar, antes de concederle el beneficio, si sigue viviendo en un conocido country de la zona de Mendiolaza (al norte de la capital cordobesa). Si sigue ahí, es porque tiene recursos económicos para costearse un pasaje aunque sea en coche cama de una empresa de ómnibus. Pero, para ser justos, debería viajar en el tren, para saber que gracias a su gestión, el trayecto entre Córdoba y Retiro tarda la friolera de casi 20 hs., como resultado de lo que hizo en los años en que controló a los concesionarios que jamás cambiaron un bulón de las vías, ¡y así están! Pero lástima, tiene solo dos frecuencias semanales y no concuerdan con los días de juicio. Y seguramente, ahora que cayó en desgracia, ya su amigo el dueño de TBA no le presta más el departamento de Puerto Madero, si no podría quedarse ahí. Este buen muchacho es la cara visible de cómo quedan los funcionarios de este gobierno luego de dejar la función pública, indigentes y casi en harapos. Tal vez de ahora en más deba vivir de la caridad pública; tal vez tenga que asistir a un comedor comunitario y dormir en algún albergue y tal vez en poco tiempo lo veamos como "trapito". Hasta se merece que alguna estación de tren lleve su nombre como homenaje por la dedicación y la gestión. Digo, si es que queda alguna después de que a casi todas las que estaban disponibles les pusieron Néstor Kirchner, en un reconocimiento al verdadero factótum de toda esta cuestión. En sus tiempos de gloria “Jaimito” cargaba los días sábados a su equipito de futbol de aficionados de fin de semana cordobés en un avión a la mañana, jugaban y se lucían en Buenos Aires, y a la noche pegaban la vuelta en otro avión, como si se tratara de los equipos de River o de Boca. ¡Qué macana que a Jaimito no le haya quedado ningún pasaje de aquellos tiempos de gloria! El escrito presentado por la defensa de Jaime dice que la presencia del ex funcionario en las audiencias testimoniales resulta "superflua" y que, además, debe enfrentar "un alto costo económico". Claro, como sólo hay medio centenar de víctimas fatales, todo es superfluo y caro para estos mafiosos. Él y su vergonzosa defensa. Porque deberían decir que el art. 366 del Código Procesal Penal de la Nación indica que el imputado “asistirá” a la audiencia, pero los comentaristas van todavía más allá, y en su exégesis entienden que el debate no puede llevarse a cabo sin la presencia del imputado. Y que no es solo un derecho que tiene, sino también, y muy especialmente, una obligación, siendo facultad del Tribunal tomar las medidas para asegurar su comparencia. Lamentablemente con un Congreso copado por el oficialismo debido (y De Vido) a Frentes y Alianzas que se desarmaron a poco de las elecciones y se sumaron al bloque de los cheques, y con una Justicia en la que poco a poco fueron poniendo a los amigos del poder, muchos de ellos saltando directamente desde el Legislativo o el Ejecutivo al Judicial, sin vergüenza ni pudor, lo único que nos queda es tomarnos todo esto en broma, esperando el día en que nos convirtamos en un país en serio y cada uno pague por lo que hizo. Mientras tanto, como empecé titulando en base a un cuento, le voy a sugerir a Ricardo Jaime que si de verdad no tiene dinero para viajar en cualquiera de los medios que lo permiten, y para no quedar en “orsai” dando lugar a que se piense (¡no!) que está gozando de una impunidad de la que el resto de los mortales no goza, imite a Manuelita, la que vivía en Pehuajó, que aunque nadie supo bien por qué, a Paris ella se fue, un poquito caminando y otro poquitito a pie. Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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