jueves, 7 de noviembre de 2013

Dulces 16

Dulces 16 - Editorial del 8 de noviembre de 2013 El pasado 30 de octubre, día fundamental para la democracia argentina, nuestro "Crónica" cumplió dieciséis años de esta tercera etapa que iniciáramos con mi padre en 1997, en búsqueda de un paliativo para la pérdida que significó para nosotros la muerte de mi madre, ocurrida pocos meses antes. La coincidencia de fechas con la vigencia de la Democracia me impone la necesidad de compartir el análisis entre los dos hechos, principalmente porque así como ese día se cumplió el lapso más largo de vigencia del sistema republicano en la Argentina, también Crónica, fundado por don Pedro Benítez en el año 1929, llegó ese mismo día al período más continuo de su historia, ya que las anteriores etapas no lograron nunca superar los diez años. Aquella primera edición de Crónica del 30 de octubre de 1997 llegó a muy pocos hogares, ya que lo mandamos casi "de prepo", junto a una nota que le proponía a cada uno de esos cincuenta elegidos, hacerse suscriptores. Hoy, que superamos los ochocientos, y que llegamos, además, con nuestras editoriales a través de Internet a una cantidad de gente que no podemos mensurar, se me ocurrió, a modo de homenaje a este semanario que es, como dije alguna vez, mi hermano y mi hijo al mismo tiempo, reiterar aquél primer editorial, que muy poca gente leyó, y que fue mi primera experiencia "en serio" como redactor periodístico. Se unen, entonces, por la magia de esta perdurabilidad, el primero y el Nº 816, lo que, en verdad, me asusta y me compromete aún más con esta profesión de fe. Les ruego a los lectores que tengan en cuenta la realidad política de aquella época (estamos hablando del menemismo gobernando la Argentina y del radicalismo al frente del municipio local), e intente interpretar mis dichos mirando hacia dieciséis años atrás. Y a eso lo digo tanto para bien como para mal. Hay muchas cosas que, lamentablemente, no cambiaron. Y otras que sí. Lo que es evidente, y a esto resiste también la lectura de los otros 814 editoriales que hay entre medio, es la coherencia en la forma de pensar y la decisión de escribir lo que pienso, firmándolo con mi nombre y apellido. Agradezco a todos los que me ayudan a que cada semana estemos en la calle (y gracias a ello no estemos en la calle). Cada uno de ellos sabe en qué lugar de mi corazón están por eso. Crónica es una elaboración absolutamente personal, pero no podría existir sin aquellos que me rodean, me ayudan, me animan y me sostienen. "UNA ELECCIÓN, UNA LECCIÓN" - Editorial del 30 de octubre de 1997 El juego libre de la democracia representativa nos demostró, una vez más, que este sistema elaborado en Grecia como alternativa a las cada vez más multitudinarias asambleas populares, funciona a la perfección, por encima de los manejos que a través de los tiempos se han intentado para frenar su eficacia. En una época fue el fraude, en otras la fuerza del golpe de estado, y hoy, al influjo del poder de la informática y los medios de comunicación, el intento de manipular la opinión del votante, cual si se le mostraran espejos de colores. Pero justamente hablando de esto, ya nadie "come vidrio". No alcanzan ahora las "improductivas" promesas de revolucionar el mercado laboral, ni los "aumentazos" con ocho años de historia, que seguramente quedaron encerrados en alguna oscura sala de espera de una fantasmal estación de trenes. Esta es la hora de decir la verdad. Pero no sólo los políticos deben dejar de mentirle al pueblo. El pueblo debe dar el ejemplo, dirigiéndose con la verdad a su gobierno. Mucho se ha hablado, tiempo antes de las elecciones, acerca de cuáles serían, o deberían ser, las motivaciones para inclinarse por uno de los dos sectores que polarizarían la elección. Hemos repetido, en los medios que nos han brindado la oportunidad, que la conducta partidaria impone al afiliado a un partido político la obligación de votar por sus candidatos, bajo pena de expulsión. Y entendemos que esta no es una decisión caprichosa ni autoritaria, ya que permite, como camino alternativo, y previo a la inconducta, la desafiliación voluntaria que deja el individuo en libertad de acción. Descontado pues que la masa comprometida con el partido no distrae su voto, quedan, en cualquier elección, los que deciden según los vientos políticos, sociales y económicos. La experiencia del pasado domingo, además de una gran elección, fue una enorme lección. Nos enseñó que no en vano las grandes democracias desalientan las reelecciones y los períodos demasiados largos, a favor de plebiscitar más continuamente la gestión del gobierno. También nos indicó que hay grandes sectores que sufrieron profundas decepciones, de las que no han logrado salir por sí mismos, y menos aún con la inexistente ayuda del poder. Y estoy hablando de los desocupados, de los docentes, los jubilados, los perjudicados por actos delictivos no resueltos, tal como la Embajada de Israel y la AMIA, el caso Cabezas o María Soledad, etc.- Si los gobernantes no entienden los mensajes de su pueblo es que no sirven para la función para la que fueron elegidos. No hay ni debe haber esclarecidos que jueguen con la voluntad popular, ni aun amparándose en su mayor educación. Precisamente son las grandes contradicciones, las fundamentales, las que ahondan los conflictos. Todo sistema que termine profundizando los abismos entre sectores determinados estará condenado al fracaso. La estructura del sistema político de nuestra nación se basa en tres niveles: el municipal, el provincial y el nacional, por lo que, se impone, si tratamos de analizar lo sucedido en los números, comenzar desde abajo -conoce tu aldea y conocerás el mundo-; no nos olvidemos que la democracia representativa comenzó en las ciudades, y de ahí incluso el nombre que recibe el ejercicio de la representación: se llama política por la polis, que en griego quiere decir ciudad. Basavilbaso, históricamente un bastión peronista, por la extracción socio-laboral de la mayoría de sus habitantes, dio un golpe de timón a esa tendencia en las elecciones de 1995, en las que se eligió al Presidente Municipal. Allí se privilegiaron las propuestas, las ideas, la serenidad, y la opción de que fuera otra fuerza la que gobernara por una vez la ciudad. El pueblo comenzaba a desentenderse de sus compromisos, para empezar a pensar en su destino. Ya no importaba tanto desde dónde veníamos sino hacia dónde queríamos ir. Y esa tendencia se volvió a repetir el 26. Superada la bronca por el cierre del ferrocarril, la responsabilidad actual por la realidad de Basavilbaso le corresponde a este gobierno municipal. Ellos son los que deben buscar las soluciones que la ciudad y su gente no encuentran. Para eso fueron elegidos. A eso deben volcar sus esfuerzos, los físicos, los intelectuales y los económicos. No se llega al poder solo para estar, se llega para trascender y para servir a la gente. La política sirve en tanto busque y logre el bienestar general. El menemismo fracasó por pensar que, con solo la estabilidad y el balance positivo de los grandes números de la macroeconomía, alcanzaba. El radicalismo está fracasando en Basavilbaso porque no existe como estructura partidaria, porque carece de ideas o no las sabe llevar a la práctica y porque privilegia, por sobre todas las cosas, el equilibrio de las cuentas. Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

No hay comentarios:

Publicar un comentario