jueves, 20 de junio de 2013

Empeorando, la situación mejora

Empeorando, la situación mejora - Editorial del 21 de junio de 2013 La frase que da título al editorial de hoy fue acuñada en Grecia, en tiempos del gobierno de la Junta Militar llamada "de los coroneles", allá por el año 1973. Los grupos contrarrevolucionarios, que luego llegaron a constituir la República, estaban convencidos de que dejando que el gobierno se hundiera, las perspectivas de que la gente se diera cuenta de lo que estaba pasando eran mayores, y, obviamente, podrían sobrevenir las mejoras. Y también es justamente en la mitología griega donde hay una situación metafórica, que traza un paralelo entre un hecho aparentemente coyuntural y las lecturas que de él se pueden hacer, sobre todo en su relación con la política. Estoy hablando de uno de los trabajos de Hércules, que ha llegado a ser proverbial en el mundo, conocido como "la limpieza de las cuadras o establos de Augías", pues así suele denominarse cualquier tarea que parece imposible de realizar. Augías era el rey de Elida y propietario de unas tres mil cabezas de ganado. Las cuadras donde se albergaba este ganado jamás fueron limpiadas por nadie, y por tal circunstancia llegaron a tal estado de suciedad, que su limpieza se creyó imposible hasta para el propio Hércules. Sin embargo, éste la llevó a cabo, derribando uno de los muros, y así consiguió que un río que corría cerca de allí pasase a lo largo de las cuadras arrastrando en su corriente la enorme suciedad allí acumulada. ¿Se entiende? Yo creo que la Sra. Presidente y algunos de los que la rodean tienen una confusión en cuanto al porcentaje de votantes que le da legitimidad a su gestión, y lo que debería ser una serena y sabia convicción de que debe gobernar para todos. Incluso para quienes no la votaron, aunque esta aseveración parezca una verdad de Perogrullo. Y digo esto, porque respecto a dos o tres cuestiones que han sucedido por estos días, y que como suelo decir, actúan como disparadores para mis páginas, Cristina Fernández se crispa y reacciona como el Chavo del 8, pataleando en el piso y pegando unos berrinches que no se entienden. Y esa actitud, a mi entender, hiere el liderazgo presidencial y pone en cortocircuito la red de confianza entre la ciudadanía y sus representantes. Por esa vía el sistema republicano se fragmenta y la democracia encarna, a ojos de una gran parte de la sociedad descreída, un juego entre partidos carentes del poder real que les otorgue ejemplaridad y capacidad para legislar y gobernar. Así, el juicio ético que merece nuestra política se proyecta sobre el hecho de la distribución del poder que el propio electorado ha establecido, votando. En realidad, frente al daño que constantemente sufre nuestro tejido social, no le cabe a nuestro sistema político otro lenguaje que el de la verdad ni otro resorte para respaldarlo que el de la austeridad. Hace falta un desprendimiento que disipe la atmósfera aún cargada de frivolidad, de desaprensión en el gasto y de más que solo sospechas de corrupción. En medio de todo esto Carlos Menem, otrora adorado por los mismos chupamedias que ahora se inclinan ante Cristina Fernández, ha sido condenado a siete años de prisión por negociados que en aquella época fueron tapados por la pizza y el champagne. ¿O hace falta mostrar el video que yo atesoro en mi computadora, en el que se ve a Néstor, cuando le convenía, comparando al riojano con San Martín y diciendo que era el mejor presidente de la historia? Pero es claro, eran tiempos del negociado para entregar YPF al mejor postor y asegurarle a Santa Cruz, o mejor dicho a sus señores feudales, la cantidad de plata que luego sacaron del país y nunca más se supo de ella. Hay quienes no tienen memoria, pero la única diferencia entre los "cadetes" de la financiera "la Rosadita" sacando a las apuradas los papeles que incriminaban a sus amos, y lo que hicieron los Kirchner en su provincia durante la dictadura y hasta ahora, es que estos se aseguraron la impunidad. Es por eso que les molesta tanto que se cumpla el principio de la división de poderes, más allá de la incapacidad de algunos jueces. ¿O es que acaso todos los funcionarios del Poder Ejecutivo son eficaces? ¿Y por ventura los legisladores se deshacen en esfuerzos para mejorar las normas que nos rigen? ¡No! Y sin embargo, de acuerdo a la lógica ilógica de la Sra. Presidente, deberían ser excelentes porque los eligió el pueblo, que no se equivoca. Casi nunca. Sin ir más lejos, su ministro del interior y transporte (con minúscula, porque si no le damos una importancia que no tiene) aseguró a principio de este año (acá también hemos tratado ese tema), que se venía una "revolución" en los ferrocarriles, en un plazo de 60 días. ¡Pero es claro que en toda revolución hay muertos! En realidad hoy estamos viviendo en un sistema que bien podríamos llamar decisionismo político, a cargo de la Presidente y algunos de sus colaboradores, más el agregado del poder oculto, aparentemente, de su hijo Máximo y sus acompañantes de la Cámpora, "Wado" de Pedro y el "Cuervo" Larroque. "Boina gente", decía Adolfo Stray. Yo no me dejo llevar por la resignación a la hora de analizar los hechos políticos de la Argentina, porque creo que la resignación es el sentimiento más antidemocrático que pueda imaginarse. Como para empezar por algo, a raíz de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que declaró la inconstitucionalidad de la nueva forma de elección de los integrantes del Consejo de la Magistratura y su mayor número de integrantes, Cristina Kirchner embistió contra la Justicia justo antes del fallo. En un exceso verbal la Presidente apuntó contra todo el Poder Judicial y habló de la existencia de una "Cámara Federal en lo Clarín y Rural". Es claro que cuando Oyarbide falló (en todos los sentidos de la palabra) a favor de los Kirchner y archivó las actuaciones por ¿presunto? enriquecimiento ilícito, ellos no dijeron nada. Y ni hablar de que años atrás Clarín y la Sociedad Rural eran absolutamente funcionales al gobierno y nadie osaba criticarlos. El pragmatismo del matrimonio es el que llevó a Néstor y ahora a Cristina a calificar a quién se les ocurra teniendo como única medida la obsecuencia y el servilismo. Más o menos al mismo tiempo la autotitulada abanderada de los Derechos Humanos, Cristina Kirchner, criticó a Francisco De Narváez, calificándolo como "un señor medio coloradito que decía que tenía un plan". Rarísimo que el Inadi no haya actuado de oficio ni que María José Lubertino, que no deja pasar ni un amago de expresión discriminatoria, no haya salido a "retar" a la Presidente. Y ya que hablamos de discriminación, que solamente existe cuando ellos se sienten discriminados, el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán, Sayed Abbas Araghchi, expresó que las relaciones diplomáticas entre Irán y la Argentina pasan por un "proceso razonable", y denunció que "factores extranjeros y sionistas fueron los verdaderos causantes" del atentado contra la AMIA. Yo soy sionista. ¿Tengo que hacer una denuncia para que se pueda aplicar la Ley 23.592, o mejor espero a que estos "hermanos" iraníes decidan poner una bomba en alguna sinagoga de algún pueblo pionero de la colonización judía? La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto llamó a modificar la Constitución para modificar la Justicia. En ese orden, expresó que "yo soy una mujer que opino nada más, pero pienso que habría que reformar la Constitución para quitar estas prebendas que tienen (los magistrados) y facilitar la constitución de un proyecto nacional y popular como el que encabeza Cristina (Fernández de Kirchner)". ¿Para eso perdió a sus hijos? ¿Es que acaso lucharon para que se enriquecieran Báez, López y los Kirchner y una justicia adicta los absuelva? Para aquellos que se creen invencibles y no necesitan explicar sus fallas, les dejo esta frase: "Los errores poseen su valor, aunque sólo en alguna ocasión. No todo el mundo que viaja a la India descubre América". Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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