jueves, 10 de octubre de 2013

¿Sí o no?

¿Sí o no? - Editorial del 11 de octubre de 2013 El pragmatismo es una escuela filosófica iniciada en los EEUU (¿dónde, si no?) en el Siglo XIX, que básicamente consiste en pretender que las obscuridades de lo abstracto pueden aclararse atendiendo a las consecuencias prácticas de las ideas. O sea, hablando en criollo, que el pensamiento puede ir para el lado que le convenga al pensador, sobre todo si de política partidaria estamos hablando. Quienes la desarrollaron sostenían que la verdad de una proposición consiste en el hecho de que sea útil, de que sirva, de que dé buenos resultados. La verdad pragmática no tiene pues un valor absoluto, sino relativo al hombre y variable con él. La libertad, el bien y el deber son verdaderos (para ellos) en la medida de sus resultados ventajosos. Es sabido que por estos días se ha vuelto a poner sobre el tapete el conflicto entre Argentina y Uruguay, o entre argentinos y uruguayos, o entre los poderosos de cada uno de esos países y los pueblos de los otros, o… Por supuesto estamos hablando de la pretensión de la empresa propietaria de la planta de la pastera finlandesa Botnia (ahora UPM), solventada por el gobierno uruguayo (la pretensión), de aumentar sustancialmente la producción de pasta, con la consecuente, lógica e irrebatible magnificación de la cantidad y malignidad de los efluentes que se derraman desaprensivamente al Río Uruguay, que ya no es más, “un cielo azul que viaja”, terminando por hacerse cierto, en vez, la otra parte de la canción (Río de los Pájaros, hermosa letra de Aníbal Sampayo) que dice “que llora sangre el ceibal”. Acá podríamos argumentar, en el terreno de la mala intención que empezaron a surcar los dirigentes del “paisito”, que el aumento de la producción de pasta está directamente vinculado a la posibilidad del aumento de la recaudación de pasta. ¿Se entiende? En medio de todo este lío, y mientras el único pensamiento sensato (y esperemos que no contaminado) es el de los gualeguaychuenses que son, por otra parte, los inmediata y directamente afectados, el presidente de Uruguay reconoce que tuvo que tomar "una decisión dolorosa" que generaría "problemas", y el canciller argentino, Héctor Timerman (el mismo que firmó el tratado con Irán por el “esclarecimiento” del atentado a la AMIA), calificó la autorización a la papelera UPM-Botnia a aumentar su producción en 100.000 toneladas de "apresurada", y confirmó que el país recurrirá nuevamente a la Corte Internacional y que denunciará a la compañía finlandesa por contaminar el Río Uruguay. Ya que estamos, que se prepare porque dentro de un tiempo va a tener que decir y hacer lo mismo con Hezbollah y sus aliados. ¡Eso por ser pragmático! Mientras tanto nuestro gobernador, Sergio Urribarri, por su parte, sostuvo que la decisión es "ofensiva e inaceptable", al cuestionar que el presidente uruguayo haya enmarcado el reclamo argentino en "una postura electoral". El mandatario provincial se preguntó por qué Uruguay "pone en riesgo una relación histórica". "No entendemos, leí que él se presentaba como federal y artiguista. Yo también soy federal y artiguista. Es más, hace dos años venimos llevando un proceso de revisionismo histórico donde desenterramos a Artigas y estamos preparando mes a mes, año a año, para festejar el bicentenario de la declaración de Artigas, la primera independencia en Argentina", manifestó Urribarri. Acá hago un alto para aconsejarle, por las dudas, que no vaya a “meter la pata” tal como lo hizo acá en Basavilbaso, porque coincidentemente también Artigas murió en Asunción del Paraguay, como Sarmiento, y no en Europa. Volviendo a la cuestión, entiendo que la referencia de Urribarri tiene que ver con otra parte de las declaraciones de Mujica, cuando sostuvo que “desde el punto de vista jurídico Uruguay está procediendo de forma correcta", por lo que “no merece ninguna objeción”. “Cumplimos con las etapas que correspondía y me siento federal y artiguista, pero estoy en Uruguay y debo cuidar el trabajo de los uruguayos" (acá está lo de la recaudación de la pasta, que decíamos más arriba, lugar en el que se terminan todas las ideologías). Ya lo dijo alguna vez María Antonieta (y fue lo último que dijo, porque eso le costó la cabeza) “si no tienen pan, que coman tortas”. Pero como los archivos no mienten, y el nuestro es sumamente valioso y, por lo que vimos, coincidente con el de Américo Schvartzman, también periodista pero él candidato a diputado nacional por el FAP y yo no. De ellos (de los archivos) surge que el gobernador de Entre Ríos admitió (tal como publicó Perfil.com el 13 de diciembre de 2008 y el diario La Nación de esa misma fecha) que, "hasta el momento (hace cinco años, cuando él todavía no era artiguista), no se ha detectado" contaminación en el Río Uruguay por el funcionamiento de la pastera finlandesa Botnia, advirtiendo, además, que utilizaría "toda la acción política necesaria para evitar los cortes de los tres puentes”, anunciados por los asambleístas. Ese textual "hasta el momento no se ha detectado" contaminación en el Río Uruguay, se basaba, según nuestro primer mandatario, en los informes realizados en conjunto por las secretarías de Medio Ambiente nacional y entrerriana, y la Municipalidad de Gualeguaychú. Aconsejo acá seguir la historia de quién por ese momento era Secretaria de Medio Ambiente de la Nación, y, luego, leer lo que “tuvo” que decir el canciller Timerman cuando el agua (contaminada) le llegó al cuello. Efectivamente, el Ministro de (Malas) Relaciones Exteriores explicó ¡ahora!, que la temperatura de los efluentes está en 32 grados, cuando lo máximo, dijo, son 20 grados. También explicó ¡ahora! que en cuanto al fósforo, “Botnia vuelca 0,9 miligramos por litro, cuando Uruguay autoriza nada más que 0,025 miligramos”. Timerman también habló ¡ahora! de que en los efluentes la fábrica de pasta de celulosa vuelca “el pesticida Endusolfán, prohibido en Uruguay por el propio presidente Mujica”. El canciller también incluyó en los datos de contaminación el cromo y los fenoles, y dijo que hay “más de 400% de lo permitido”. Acá creo necesario recordar que cuando empezó el conflicto, y estos datos ya se sabían pero estaban cajoneados, Urribarri, pragmáticamente, y pensando seguramente con su “pasión artiguista”, dijo, textualmente: "No dudo que Uruguay violó el tratado, pero hay que concentrarse en el futuro del corredor comercial”, e insistió en que hay que "poner un paraguas y dejarlo (al conflicto) en su propia dinámica judicial" (eso también está documentado, por las dudas). Debo reiterar acá que cuando los asambleístas de Gualeguaychú, que sabían la verdad desde el comienzo, anunciaron su intención de cortar simultáneamente los tres puentes que unen la Argentina con Uruguay para intensificar su reclamo, Urribarri señaló que se iba a "desalentar cualquier acción colectiva" destinada ¡a frenar el turismo hacia Uruguay! y "también impidiendo alguna acción solitaria de ¡poquísimas personas! para evitar que pongan en jaque económico a toda una comunidad". ¡Increíble!, acota este editorialista. Timerman enrostró contaminación a la pastera y nada habría podido refutar Mujica si el canciller hubiera usado como prueba los análisis canadienses. Pero, en vez de eso, sacó de apuro datos que atribuyó a universidades y al ministerio de Medio Ambiente, sin siquiera precisar quién hizo cada informe y en qué fechas. A esta altura, pedirle más seriedad a Timerman es una batalla perdida. Se la dejó picando a Mujica, mucho más jugado que él, que fue cómplice de la dictadura, para que le dijera, gozándolo, en el tono más folklóricamente uruguayo que pudo usar: "Genera más fósforo el tajamar (dique) de mi chacra que la planta de UPM". El desarrollo de este tema continuará, necesariamente, la próxima semana. Mientras tanto, este modesto analista sugiere recordar que “el mayor placer de una persona inteligente es aparentar ser idiota delante de un idiota que aparenta ser inteligente”. Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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