jueves, 7 de marzo de 2013

El regateo

El regateo -Editorial del 8 de marzo de 2013 El Shuk (mercado), tradicional mercado árabe que ocupa casi la totalidad de las calles del sector cristiano y musulmán de la Ciudad Vieja de Jerusalem, es un lugar en el que nada vale lo que dicen que vale. El precio varía según la cara de quien pregunte y la hora del día, así como de cuán buena haya sido la jornada laboral en términos económicos. "El que no llora no mama", dice el conocido tango de Enrique Santos Discépolo. Y nunca más aplicable a este micro mundo que se abstrae de cualquier religión, aunque está enclavado en uno de los lugares más sagrados. La regla número uno en este lugar es negociar todo. Desde una botella de Coca-Cola en el quiosco hasta un vestido en el local más grande. Y como si eso fuera poco, acá los conflictos religiosos parecen no importar, hasta tal punto que es común ver a un árabe ataviado a su manera tradicional clásica vendiendo productos de la religión judía o un rosario de madera. Para algunas culturas no puede concebirse el comercio sin el regateo, en el que las partes discuten sobre el precio y la calidad del producto. El regateo es una oportunidad para el diálogo, un intercambio personal en el que las partes se pondrán de acuerdo sobre el valor de un objeto. En el mundo árabe, por ejemplo, el regateo es casi la regla, y los sucesivos intentos gubernamentales de imponer precios fijos han sucumbido al peso de la tradición. Un antiguo refrán marroquí dice "quien tiene prisa está muerto", y en ningún lugar se aplica mejor que en los zocos (shuks) o mercados árabes. Por eso el comprador aceptará gustoso discutir sobre alfombras, pulseras, papiros, especias, o cualquier otro objeto que dicte su capricho, mientras le convidan un té a la menta, sin sentirse por eso obligado a comprar. A veces la delgada línea que separa la hospitalidad del marketing parecerá diluirse, tal vez por la aplicación de otro antiguo refrán árabe que dice que "el dinero se va, pero la amistad queda". Y después de la larga discusión, a veces en tono amable pero otras no tanto, el negocio se cierra y el comprador se lleva la prenda o el objeto elegido. Es difícil que un negocio fracase en estos mercados, porque es casi una tarea de seducción entre las dos partes. Un juego increíble que generalmente termina sin vencedores ni vencidos, en un honroso empate. Pero esto pasa, y está bien, en los mercados árabes de Jerusalem y de otras muchas ciudades del Medio Oriente, y allí el objeto del regateo son simplemente mercaderías. Días antes del comienzo de las clases en la provincia de Entre Ríos, y luego de que la paritaria nacional (tan sui generis como que la Nación ya no tiene escuelas ni docentes) fijara un techo del 22% de aumento y el ministro Sileoni asegurara que ninguna provincia podría pagar más que eso sin endeudarse, el gobierno provincial ofreció a los maestros un aumento de ese mismo porcentaje, pero pagadero en 3 cuotas, terminando con la última en diciembre de 2013. Además, por supuesto, como corresponde a un gobierno popular que se precie, anunció que se descontarían los días de paro y que se iba a obligar a los directivos a cumplir con la tarea extra de “buchonearle” a la patronal quiénes eran los compañeros que hacían paro. Como se ve, una actitud sumamente consecuente con por lo menos una de las tres banderas del justicialismo, la de la “justicia social”, y además absolutamente coherente con el pensamiento que impulsó el articulado de la reforma constitucional que hizo el peronismo en 1949, y que no por casualidad quedó plasmada en el art. 14 bis de la que tenemos vigente, superando antinomias. Lo voy a transcribir, aunque sea en las partes pertinentes, porque me parece que algunos lo han olvidado, casi torpemente: “El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor; jornada limitada; descanso y vacaciones pagados; retribución justa; salario mínimo vital móvil; igual remuneración por igual tarea…estabilidad del empleado público; organización sindical libre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un registro especial. Queda garantizado a los gremios: concertar convenios colectivos de trabajo; recurrir a la conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga… jubilaciones y pensiones móviles; la protección integral de la familia; la defensa del bien de familia; la compensación económica familiar y el acceso a una vivienda digna”. ¡Tomá! Pero resulta que la marcha de más de cinco cuadras de largo por las calles de Paraná les hizo acordar a Urribarri y sus colaboradores la famosa frase de Groucho Marx, actor, humorista y escritor estadounidense, conocido principalmente por ser uno de los miembros de los Hermanos Marx (nada que ver con Karl Marx, ideólogo del comunismo), que se puede aplicar muy bien a este problema y a la forma en que este gobierno provincial, tan afecto a contratar teatros de revistas, encara el tema del salario docente en particular y de los empleados públicos en general. Dijo Groucho: “Estos son mis principios…y si no les gustan, tengo otros”. El gobierno, entonces, presentó a los gremios docentes, en esta segunda versión corregida, una “propuesta superadora” que consiste en abonar el incremento (que sigue siendo del 22%) en “sólo” dos tramos, marzo y agosto, y aplicar una readecuación del código 06 que impacta en los aspectos remunerativos y bonificables, es decir, en el sueldo básico de los docentes. Por otra parte, mencionó que “en función del pedido de los gremios, hemos decidido dejar en suspenso los descuentos por estos tres días de paro, con la condición de que los chicos estén en las escuelas y todos asumamos el compromiso de no paralizar las actividades”. El problema es que esta “demostración de buena voluntad” de la “gestión Urribarri” accede a la suspensión del descuento de los tres días de paro en función de la aceptación de la propuesta y a partir de ahí, lo que más entorpece la negociación es que está sujeto a la aceptación para la suspensión. Y más todavía, en caso que se acepte esa suspensión, se efectiviza y, a partir de ahí, queda en suspenso y si durante el año se hace una nueva medida de fuerza (lo cual no es utópico), automáticamente los tres días se descontarían nuevamente. Como bien dijeron los dirigentes gremiales, muchos de ellos tan afines al gobierno que les cuesta admitir este desencanto, los docentes estamos en una encrucijada en cuanto a la decisión que debemos tomar, ya que si esta última propuesta no se acepta, se efectiviza la anterior, lo que le agrega otro ingrediente más a su carácter extorsivo y perverso. A mí me gustaría intentar con una fórmula parecida a la que proponía la canción “Que la tortilla se vuelva”, que se hizo muy conocida en la Guerra Civil Española. En este caso la fórmula sería que todos los funcionarios políticos cobren los salarios que cobramos los docentes, y viceversa. Por lo menos durante el año 2013. ¡Ahí veríamos si ellos pararían para reclamar por lo que entienden es un salario de miseria! Y conste que no estoy loco cuando digo esto. En países como Finlandia, que no tiene la riqueza que sí tiene la Argentina, pero cuya clase dirigente está al servicio de la gente y no de sus propios intereses, ser maestro es una profesión y no un trabajo, y además está entre las tres más respetadas y la más buscada por los jóvenes. Y, por supuesto, que la remuneración que reciben es similar a la de un ingeniero o un médico. Jorge Werthein, representante de la Unesco en Brasil, sostuvo recientemente que "no hay, en el mecanismo educativo, nada más importante para elevar la calidad de la enseñanza que el maestro. Todo lo demás importa, pero el maestro -enfatiza Werthein - es prioritario". Pero es claro que “rinde más” hacer como hizo Cómodo al ser coronado emperador romano, para ganarse el favor del pueblo. Acá se contrató “Las noches de las pistolas frías” y se hace alharaca con el camión de la “Fruta para todos”. Circo y pan. O Pan y circo. Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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