jueves, 14 de junio de 2012

Las patas cortas

Las patas cortas – Editorial del 15 de junio de 2012 El sábado miraba uno de los programas que si no fueran trágicos serían cómicos, hechos al amparo del kirchnerismo y su concepto de que todo lo que se hace en su favor está bien, y lo que se hace en su contra es fruto de la "corpo". En este caso se trata de Televisión Registrada, que soporté solamente un ratito. Ahí, para sostener esa ideología que se basa en denostar ahora todo lo que ellos mismos hicieron antes (y sin dudas volverán a hacer), una chica recibió más tiempo de micrófono que los demás, porque se largó con un discurso aprendido de memoria, laudatorio de Cristina y del modelo. Obviamente que pertenecía a La Cámpora, sector de la juventud que se erige por estos días en dueño de la verdad. De la verdad absoluta, por supuesto. Para completar el cuadro, en contraste con esas palabras, mostraron los gritos y las declaraciones nazifazistas de quienes organizaron los últimos cacerolazos, sobre todo de aquellos que agredieron a los periodistas de "6, 7, 8" y "Duro de Domar", justamente los otros dos ejemplos de lo que mencionaba en el primer párrafo. Y en la comparación, lo de la chica parece demostrativo de la más pura democracia, porque los otros están esperando un golpe de estado, y a eso hay que decirlo. Nótese que no hablo de que estén a favor o en contra de la democracia, ya que en eso están empatados. A ninguno de los dos sectores les interesa. Pero a aquellos que ahora se horrorizan frente a los cobardes ataques recibidos por los movileros de esos engendros, me gustaría preguntarles por qué no dijeron ni una sola palabra cuando Moreno sacó una pistola y la puso en la mesa de negociación con los empresarios. ¿O es que para estos modernos republicanos el fin justifica los medios? Lamentablemente no tengo el acceso que me gustaría tener a las repreguntas y al derecho a opinar en los grandes medios, porque sólo soy el director y editorialista de un modestísimo semanario de provincia. Pero si así pudiera ser, me gustaría inquirir respecto a por qué cuando se lo agredió (por esos mismos días) a Rodríguez Larreta, si bien también denunciaron el hecho, al mismo tiempo aprovecharon para deslizar el concepto de que la víctima tenía un poco de victimario. Algo así como una emulación del viejo concepto de que "el que roba a un ladrón tiene cien años de perdón". A esta altura el lector ya entendió que el título de hoy debería completarse con la letra de esa canción de Ignacio Copani (paradójicamente de él, a quién ahora también le cuadra el texto), escrita mucho antes de empezar a recibir los favores del kirchnerismo: "Político de cuatro caras muy hábil para parlotear, acá no hacen falta palabras ni buenas campanas, acá falta el pan, no te creo nada, tu risa es más falsa que ropa de marca comprada en Taiwan". El gobierno nacional demostró, con dos o tres cuestiones que lo tuvieron como protagonista por estos días, qué lejano que está de ese modelo que nos quieren hacer comprar. El primer tema en el que porfiaron y perdieron feo fue el que tuvo que ver con la postulación de Daniel Reposo para el cargo de Procurador General de la Nación, para suplir a Esteban Righi, histórico hombre del peronismo que fue Ministro del Interior de Cámpora (¿conocerán la historia los chicos de la agrupación que lleva el nombre del "tío"?), justamente cuando se tomó la decisión de abrir las cárceles de la dictadura. ¡Nada menos! El mismo Esteban Righi que se tuvo que ir por una pelea con Amado Boudou, que de paso nadie sabe dónde está ahora, y que de peronista tiene tanto como tenían los Alsogaray cuando lo sostuvieron a Menem y se quedaron con las joyas de la abuela. Por aquello de que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, las nuevas joyas de la abuela, que en este caso son los billetes que imprimirá Ciccone, se las volverán a quedar los que siempre se quedaron con la torta en la Argentina. Decíamos que el gobierno propuso a Reposo, y cuando hubiera debido reconocer que se equivocó y que la oposición le ganó una pulseada en el Senado, le "fabricó" una renuncia que ni el mismo se creyó. Hay quienes pueden probar que cuando la escribieron y la leyeron él estaba en Tucumán, lejos de la acción, y cantando, creo, la canción de Copani. El segundo tema (¡hay tantos!) tiene que ver con otro de los personajes de patas cortas que tiene este gobierno que también es de patas cortas. Y con el dólar. En efecto, cuando comenzó la escalada del precio de la moneda norteamericana, a fines del mes de mayo, Aníbal Fernández, que de él se trata, en declaraciones a radio Continental, dijo descreer del "atesoramiento en dólares", pero volvió a defender la opción que en su momento hizo de la moneda norteamericana: "Porque se me antoja, ¿no me acaban de escuchar? Porque se me antoja, es mi derecho, hago lo que quiero con mi plata". Tres días después, sin ponerse colorado, el senador y ex jefe de Gabinete confirmó que Guillermo Moreno se reunió con las principales entidades cambiarias y "hubo un acuerdo" (sic) para "llevarlo a $ 5,10" (otra vez sic) a partir del lunes 4 de junio. Por supuesto que esto tampoco se cumplió, porque era una mentira dicha solamente para conseguir "soga". Y, para completarla, luego de que la Presidente (que tiene una multitud de asesores) le hiciera lugar a una propuesta de Víctor Hugo Morales que propuso pesificar los ahorros, el mismo Aníbal Fernández, todo un referente, en un alarde de coherencia "sugirió" que vendió sus dólares al asegurar que hizo "lo que tenía que hacer" con sus ahorros en divisa estadounidense, e insinuó que cambió los billetes al precio oficial porque "en la Argentina las cosas se hacen legalmente". ¡Me voy a cansar de poner el adverbio sic [del latín sic, 'así'] que se utiliza en los textos escritos para indicar que la palabra o frase que lo precede es literal, aunque sea o pueda parecer incorrecta! ¡Y hay más! El traslado de Máximo Kirchner en el avión presidencial desde Río Gallegos a Buenos Aires por una afección en su rodilla, el mismo día en que tuve que pelear con la obra social de nuestra provincia para que al esposo de una colega docente le proveyeran la droga para el cáncer y para que a una docente jubilada le autorizaran la provisión de una válvula para su desgastado corazón. Las dos cosas, que se les venían negando porque sí, cuestan menos de cuatro mil dólares, mientras que el viaje del hijo presidencial le salió al Estado nada menos que 82.000 de la misma moneda cuya adquisición hoy está prácticamente prohibida en la Argentina. Solo nos queda esperar, entonces, porque como dijo don Francisco de Quevedo: "La soberbia nunca baja de donde se sube, pero siempre cae de donde se subió". Dr. Mario Ignacio Arcusin, para Semanario Crónica de Basavilbaso

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